Antonio Miguel, que nació el 25 de junio de 1899 fue un delantero de destacada trayectoria en el fútbol de la ciudad de Rosario donde ademas vistio la camiseta del salaito.
En el mes de julio de 1920 Rosario Central se desafilió de la Liga Rosarina, para incorporarse a la Asociación Amateurs de Football, por tal motivo todos los jugadores del plantel canalla fueron declarados libres por la Liga Rosarina, acordándoles un plazo de quince días para que se busquen otro club. Varios futbolistas continuaron en el elenco auriazul, pero algunos tomaron nuevos rumbos, tal fue el caso de Antonio Miguel, que se sumó a las filas de Newell’s Old Boys. En el conjunto rojinegro disputó solamente dieciocho encuentros y marcó cuatro goles, entre 1920 y 1921. Posteriormente en septiembre del año 21 regresó a Rosario Central.
En 1925 se incorporó a Tiro Federal, donde se consagró campeón rosarino ese mismo año, repitiendo el título en 1926.
Un hecho que reflejó su capacidad goleadora y de gambeta desequilibrante ocurrió el 11 de junio de 1926. Ese día se midieron en la cancha de Newell’s Old Boys el combinado de la Liga Rosarina ante el Real Deportivo Espanyol de Barcelona, que contaba entre sus filas con el renombrado arquero Ricardo Zamora. Esa tarde los rosarinos se impusieron por 3 a 0 y dos de los tantos los conquistó El Petiso Miguel, que cumplió una notable actuación. Tan es así que El Divino Zamora se la pasó gritándoles a sus compañeros en defensa que “¡cuiden al pequeñín!”, refiriéndose a Antonio Miguel.
Sus grandes desempeños lo llevaron a Racing Club de Avellaneda, donde jugó en 1927. Luego en 1928 retornó al elenco canalla, siendo nuevamente campeón rosarino. En el cuadro auriazul permaneció hasta 1930, año en que se adjudicó una vez más el campeonato de primera división de la Liga Rosarina.
También es menester añadir que vistió la casaca de la selección Argentina en varias oportunidades. Asimismo defendió la camiseta albiceleste en los certámenes sudamericanos de 1920, 1923, 1925 y 1926.
Nota: En los Anales del Fútbol Rosarino dice que debutó en el círculo superior en 1915, lo que se contradice con lo citado por la revista Cincuentenario, que señala que su estreno en primera se produjo en 1914.
Cabe destacar que no acudió al campeonato sudamericano de 1922 disputado en Río de Janeiro, puesto que había sido sancionado por Rosario Central. Asimismo la Liga Rosarina inhabilitó al futbolista y le hizo saber a la Asociación Argentina, que había requerido sus servicios para el evento internacional, que estaba suspendido. El motivo que originó el inconveniente fue que no se presentó a un compromiso válido por la copa Vila ante Riberas del Paraná, que ganó por 3 a 1 en la cancha que el conjunto auriazul tenía en inmediaciones de la parada Castellanos, sita entre las calles Iriondo (ahora Ingeniero Thedy) y Facundo de Zuviría (hoy Central Argentino). Por tal razón su equipo tuvo que afrontar dicho cotejo con diez hombres durante todo el primer período, hasta que en el complemento llegó para ingresar Ennis Hayes.
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